Leyendo entre mantas y café

viernes, 12 de septiembre de 2008

La elegancia del erizo


Autora: Muriel Barbery


Editorial: Seix Barral

"...Tiene la elegancia del erizo: por fuera está cubierta de púas, una verdadera fortaleza, pero intuyo que, por dentro, tiene el mismo refinamiento sencillo de los erizos, que son animalillos falsamente indolentes, tremendamente solitarios y terriblemente elegantes."

Una obra dedicada a la Belleza del mundo. ¿Puede haber algo más bello que pararse a describir esos sencillos instantes que desprenden la esencia de la Belleza? Creo que no.

La verdad, muchos no se detienen a ver esa sencillez de las cosas, esa belleza oculta en lo cotidiano, pensando que sólo el Arte es dueño de ella. Al contrario, el Arte nace de inmortalizar esos instantes para la eternidad, pero jamás aspira a ser una Belleza real, sólo a evocar en el ser humano una sensación parecida, como un recuerdo.

Personalmente, me encanta pararme en seco y contemplar esa Belleza. No importa dónde. La naturaleza, desbordada; pero también las calles, objetos al azar, personas que ni se imaginan que son inmensamente bellas cuando no se esfuerzan en demostrarlo. O un reflejo de uno mismo en el espejo, más allá de la apariencia.

En uno de los primeros capítulos, Renée describe una sensación que yo también he sentido con la lectura, y es que, por momentos, te parece haber encontrado todo el sentido de las cosas, "abarcar con una sola mirada la totalidad del saber, como si invisibles ramificaciones nacieran de pronto y unieran entre sí todas mis lecturas dispersas, y, de repente, el sentido no se deja aprehender, lo esencial se me escapa y, por mucho que lea y relea las mismas líneas, las comprendo cada vez un poco menos". Y vuelvo a estar perdida... ¿Saben? Esto no sólo ocurre con la lectura, si no con la vida misma. De repente, en medio de la oscuridad, aparecen ante nuestros ojos todas las respuestas, quedándonos paralizados por su sencillez y su claridad. Al momento siguiente, todo se nubla de nuevo, y se nos escapa a toda comprensión.

Me quedo con una reflexión de Paloma: "Quizá estar vivo sea esto: perseguir instantes que mueren"

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